sábado, 2 de noviembre de 2019

XXV salón del manga de Barcelona

Tras dos años sin asistir al salón del manga por desencanto, este año he vuelto a darme un paseo por él, para comprobar también si el cambio de nombre (ahora se llama Manga Barcelona sin más) ha conllevado también algo nuevo de cara a los visitantes.

Y la verdad es que, salvo que por fin han dado más espacio a los estands, el resto es absolutamente igual, exposiciones bastante pobres con cada vez menor presencia, actos con muy poco público, los típicos empujones cada vez que te quieres acercar a un estand, y firmas de autores para unos pocos privilegiados. Eso sí, al menos por fin han conseguido agilizar la cola de entrada.

Lo más destacable seguramente haya sido todo el espacio de Namco Bandai, que además de vender figuritas, también puso un estand recreando el mítico edificio de los torneos de 'Dragon ball', y colgó del techo un enorme Shenron, al mismo tiempo que te permitía sacarte algunas fotos en sus expositores. Por su parte Nintendo sigue en su línea de darse un excesivo protagonismo en una feria donde los videojuegos no deberían ser los protagonistas, pero bueno, para el que le interese, tenían para probar lo de siempre, además del nuevo 'Pokémon' y el recién salido 'Luigi's mansion 3'.

Como hacía tiempo que no me pasaba por mi tienda de cómics habitual, este año he comprado algo, además de un peluche de Chopper para mi sobrina, el resto del día estuve mirando sobretodo figuritas, en su mayoría de 'Dragon ball', 'One piece', 'Naruto', y las típicas "random" de chicas ligeras de ropa de no sé sabe qué series xD, casi todas rondando precios de 40, 30, o incluso 20€. Sólo hubo un par que me llamaron la atención, hasta el punto de que me hubiese planteado la posibilidad de comprarlas si no fuese por el precio (219€ y 120€). Se trataban de una figura de Yoko de 'Gurren Lagann' y otra de 'Mi vecino Totoro'.

Por otro lado, la organización sigue con su máxima de no permitirte salir del recinto para ir a comer, así que tocó llevar bocadillo y comer en el suelo (porque todas las mesas estaban ocupadas), pero mientras comía no pude evitar fijarme en las colas de un par de puestos de comida que había, y cómo la cola no se movía prácticamente en todo el rato que estuve allí. Sin duda otro punto negro para la organización (ya que tratan de obligarte a que consumas allí la comida, qué mínimo que ofrecer espacios más amplios y que los puestos de comida sean ágiles).


Así que nada, un año más por el que pago una entrada para pasear por las tiendas, y comprar lo que habitualmente puedo comprar en mi tienda habitual... lo de siempre. Lo que sí que me ha extrañado ha sido ver tan poco cosplay (o al menos cosplay mínimamente currado).


Ho!

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