Decepcionante porque este año no ha habido emoción alguna, a Marc Márquez, uno de los pilotos más determinantes de la parilla (si no es el que más), le han dado la mejor moto con diferencia, su compañero de equipo, Pecco Bagnaia, ha desaparecido inexplicablemente durante prácticamente toda la temporada, y el único capaz de hacer sombra a la regularidad del campeón ha sido Álex Márquez, un piloto al que se nota que le falta la ambición y la calidad para ir un paso más allá.
Que no se me entienda mal, no intento menospreciar a nadie, el camino de Marc hacia su séptimo título de la categoría reina no ha sido fácil, tras ello hay unos años muy duros en Honda, una difícil decisión de abandonar a los japoneses para empezar de cero en Ducati, la marca dominante, hacerse con un puesto en la escudería oficial por delante del que era el actual campeón del mundo (Jorge Martín), y hacerse amo y señor del box que contaba con Pecco, el bicampeón del mundo que ha constatado a Ducati como la mejor moto de la parrilla durante los últimos años. Tampoco quiero decir que el trabajo de Álex, en un equipo satélite, no haya sido genial, de hecho su más que posible subcampeonato es sobretodo gracias a una regularidad detrás de su hermano muy destacable. Pero las cosas como son, desde el principio del mundial este parecía que iba a ser un paseo de Marc, y así ha sido, y no ha sido más apabullante porque en alguna ocasión se ha colado alguna otra marca de forma muy esporádica (mucho trabajo les queda aún a Aprilia, KTM, Yamaha y Honda para disputar algo más allá de las migajas que deja Ducati).
No sé si el año que viene será más reñido, pero si no lo es seguramente me baje del barco, como estuve a punto de hacer este año, ya que a una temporada tan poco emocionante, le hemos de sumar que actualmente en MotoGP los adelantamientos sólo vienen o por fallo del de delante, o por una diferencia abismal de moto...
Ho!
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