sábado, 23 de mayo de 2020

La colina de las amapolas

En el 2011 Goro Miyazaki estrenó su segunda película: 'Kokuriko-zaka kara'.

Una joven japonesa vive con su abuela y sus hermanas. Cada día prepara el desayuno y la cena, va al colegio y sube las banderas de su fallecido padre quién era capitán de barco en la guerra de Corea y cuyo barco se hundió al topar con una mina. En la escuela un grupo de chicos está promoviendo una iniciativa para que no derriben un viejo edificio que están utilizando para talleres y clubs de estudio extra escolares. Allí la joven se encontrará con el líder de esta organización y florecerán sentimientos mutuos.

La película está basada en el manga 'Desde el monte de las amapolas'.


El discreto debut de Goro en el 2006 parece que sirvió para que aprendiera de sus errores, dejando en este caso que se encargara el propio Hayao Miyazaki de la adaptación del guion, con un resultado notable bajo mi punto de vista, y es que la historia de 'La colina de las amapolas' es sencilla, tirando casi a un culebrón ligerito, pero con bastante ternura y mimo, y una sólida pareja protagonista.

Por otro lado, estamos quizás ante una de las películas costumbristas de Ghibli más disfrutables de ver, con unos preciosos diseños, un nivel de detalle altísimo, una animación excelente, y una estupenda elección de melodías.


Lo que más me sorprende de este tipo de obras, es lo responsables que son (o eran) los estudiantes japoneses, y hasta qué punto se autogestionan ellos solos.


Ho!

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