viernes, 22 de julio de 2011

Escocia 2011

Este año tocaba salir de nuevo al extranjero, viaje en avión con destino a Glasgow, y desde allí, a Edimburgo, al lago Ness, y a la isla de Skye, para volver de nuevo a Glasgow.

El viaje, organizado todo por mi novia, ha ido sobre ruedas, vuelo tranquilo sin retrasos, viaje desde el aeropuerto hasta Glasgow en tren, y una vez allí, en dos minutos nos plantamos en el apartamento. Los comentarios sobre Glasgow resultaban bastante desalentadores, que si es una ciudad muy industrial, que si es muy fea, que si vas dos días te sobran dos... pero la realidad es que nos gustó bastante, tiene edificios muy destacables (supongo que más adelante ya iré poniendo alguna foto), y la zona del río, con el parque, es bastante agradable, por no hablar de la genial vista desde the lighthouse, y la zona de the style mile en general.

Al cabo de unos días nos pusimos en marcha en tren hacia Edimburgo, y una vez salimos de la estación entendimos por qué la gente critica tanto a Glasgow, y es que ante la capital es difícil competir. La zona Old town es como viajar en el tiempo y vivir en la época medieval, con su castillo, sus callejuelas... miráramos donde miráramos no dejábamos de soprendernos y las tarjetas de las cámaras empezaban a sacar humo. Todo fantástico salvo quizás la dificultad que tuvimos inicialmente para encontrar el apartamento. En Edimburgo pudimos comprobar que en Escocia la puntualidad británica está presente (ese reloj de The Balmoral adelantado unos minutos para que la gente no pierda el tren), así como una cortesía que nos acompañó durante todo el viaje por el país más nórdico de Gran Bretaña.

En nuestra estancia por Edimburgo, acompañados siempre por un buen tiempo, hicimos una, más que mejorable, excursión al castillo de Stirling y al lago Lomond, volviendo a Edimburgo no si antes pasar por una organizada degustación de whisky escocés de malta (bastante prescindible en mi opinión). Dedicando ya el último día para las últimas visitas turísticas y aprovechar para realizar las compras de los recuerdos de rigor.

En nuestra etapa final de vacaciones, alquilamos un coche (con el volante a la derecha), y nos fuimos hasta el lago Ness donde, además de recorrerlo, pudimos pasar la noche en una bonita casa rehabilitada como hotel, pasando ciertos apuros para llegar ante el diluvio que nos pilló, además de tener que recorrer una carretera con espacio sólo para un carril (con zonas de paso cada X metros). Una vez visitadas Fort Augustus e Inverness, nos desplazamos hasta la isla de Skye, donde hicimos noche antes de ponernos en marcha para volver a Glasgow, disfrutando de innombrables parajes, con zonas montañosas con cascadas recorriendo sus laderas, incontables lagos, bastas llanuras que te permitían contemplar las montañas en todo su esplendor gracias a las numerosas zonas de aparcamiento que uno iba encontrando cada poco.

Unas 700 millas totales de viaje en coche nos llevaron de nuevo a Glasgow, donde hicimos tiempo hasta coger de nuevo el avión que nos llevaría a casa.


Sin duda, un viaje agotador, pero también muy recomendable. Os dejo un par de fotos, y más adelante ya iré subiendo alguna más ;)




Ho!

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